Dentro de la lógica social hay una necesidad de normativización que nos obliga a reconocer el mundo dentro de límites impuestos. Por este motivo, el patriarcado necesita situar a las personas en la casilla destinada al varón o a la mujer. Este binarismo de una lógica patriarcal reaccionaria y su fuerte carga moral se vio seriamente afectado tras la lucha del movimiento LGBT y la perspectiva aportada por la teoría queer. Esta teoría hipotetiza que la orientación sexual y la identidad de género de las personas son el resultado de una construcción social y que, por lo tanto, no existen de manera esencial ni están biológicamente inscritos en la naturaleza humana.