La tributación ambiental extrafiscal como incentivo para la sostenibilidad del agua

El agua es uno de los elementos naturales que se encuentra en mayor cantidad en el planeta, es uno de los elementos que más directamente tienen que ver con la posibilidad del desarrollo de distintas formas de vida. Existe una extendida percepción de que es un recurso ilimitado, que los cursos de agua pueden asimilar cuanto reciben, o que la contaminación es un inevitable impuesto al desarrollo. En las últimas décadas la preocupación por la contaminación, por la sobre-explotación de los recursos naturales y la protección del ambiente cobró protagonismo en la agenda pública de los Estados y el vínculo entre desarrollo, política económica y ambiente se hizo evidente. El desarrollo industrial requiere agua como uno de sus insumos básicos. A la vez, produce consumos desmedidos, efluentes cuya disposición constituye una fuente puntual de contaminación de los recursos hídricos superficiales y subterráneos. El desarrollo económico, a través de la producción de bienes y servicios tiene un papel substancial en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas y de las futuras generaciones, y al mismo tiempo, en la preservación de nuestros recursos naturales y del ambiente para las generaciones futuras, también. Ello representa importantes responsabilidades para asegurar que comprende y respeta las múltiples necesidades tanto en los productos y servicios que proporciona como en la manera en la que opera. El uso complementario de instrumentos tributarios con finalidad extrafiscal por parte del Estado en materia ambiental, debe colaborar eficazmente en la utilización racional de los recursos naturales y del ambiente, en general. Su gestión eficiente se basa —entre otros fines— en la internalización de los costos de prevención, control y daños que derivan de la contaminación. La introducción de un tributo ambiental extrafiscal, cuyo objetivo principal sea la disminución del impacto negativo en el entorno natural provocado por una determinada actividad económica, en este caso, la consumo y/o contaminación del agua, colaboraría en la inducción a un cambio en el comportamiento tanto de los productores como de los consumidores.