El objetivo de este trabajo es el
de analizar el comportamiento
imperial de los Estados Unidos,
desde la asunción de George
Washington como primer presidente
de dicho país (1789) a la actual
administración de Donald Trump.
Este comportamiento ha tenido
tanto momentos de expansión como
de parálisis e incluso de
contracción, en respuesta a diversos
factores externos e internos de
estímulo y de inhibición y a
cambiantes percepciones de las
amenazas reales o potenciales a la
existencia misma de la nación
estadounidense.