La heterogeneidad de consumos ha variado según las épocas y contextos sociales. Alcohol y tóxicos ha habido siempre. Pero hoy hablamos de una moderna posición del sujeto ante el alcohol y la droga.
Drogas, alcohol, o tabaco, comenzaron formando parte de rituales, fiestas religiosas o colectivas. En algún momento dejaron de tener un sentido ritual, o festivo, para convertirse en un objeto con el cual una persona se intoxica, se aísla, o intenta calmar algún malestar. La droga, alcohol, coca, opio, mezcal, cannabis, tabaco, café, heroína, o LSD, ha estado presente en casi todas las sociedades desde tiempos inmemoriales. Con un valor religioso, ceremonial y medicinal, en todo el mundo.
Alrededor del siglo XIX, comienza lo que se ha dado en llamar la fase “moderna” de la droga. Es la época de los poetas románticos. En 1840, se crea en París, ciudad cúspide de la bohemia, el famoso “Club del Haschisch”. Estar pálido, abatido por los arrebatos de la pasión y el remordimiento, y hablar de manera triste y fantasiosa sobre la muerte, era una moda. Muchos son los escritores que han hecho referencia en sus obras a las drogas y también muchos estaban habituados a ellas. “Confesiones de un comedor de opio inglés”, de Thomas de Quincey, cuenta acerca de los placeres y las miserias que trae aparejado el consumo de drogas.
En la segunda mitad del siglo XX, especialmente a partir de la década del 60, el consumo de droga adquiere características propias, con una crítica dimensión social. Aparece en esos años un movimiento, cuyo epicentro fue la ciudad de San Francisco que conformó una verdadera rebelión contracultural, con telón de fondo en la guerra de Vietnam: la cultura psicodélica o “Hippie”.
Integrado fundamentalmente por jóvenes de clase media de los EE.UU., este movimiento de negación de los valores sociales tradicionales, estimuló y expandió el uso indiscriminado de drogas. El movimiento hippie descubrió una urdimbre social que trataba de disimular una verdadera situación de crisis, social, humana y económica.
Palabras clave
intoxicación, adolescencias, tiempo subjetivo, Posmodernidad