En el siguiente artículo analizaremos la dinámica y los cambios que han sufrido las
relaciones turco-estadounidenses y turco-europeas con posterioridad al intento de
golpe de Estado de julio 2016, en base a los siguientes ejes: la respuesta de Occidente
al golpe fallido y a las consiguientes medidas adoptadas por Erdogan; la influencia de
los conflictos regionales; los roces en el seno de la OTAN; y los vínculos con Europa
en el marco de la crisis de refugiados sirios. En este sentido, hipotetizamos que el
frustrado levantamiento militar fue un punto de inflexión en la política de Turquía,
a partir del cual la relación de Ankara con Estados Unidos y con Europa, al igual que
la política exterior turca en general, se ha tornado cada vez más transaccional.