Dentro de la serie de textos que constituyen las múltiples representaciones de las
mitologías peronistas en la literatura argentina, el artículo que presentamos se propone
analizar dos en particular: El Campito, de Juan Diego Incardona (2009), y “La infección
vanguardista”, de Daniel Guebel uno de los relatos que integran La carne de Evita (2012).
Para ello tomamos como punto de partida ciertos conceptos empleados por Ernesto Laclau
en su teorización acerca del populismo, así como la reflexión de Selma Sferco sobre
las analogías posibles entre el movimiento peronista y la noción de barroco aplicada a la
literatura. Se trata de mostrar cómo, en ambos textos, los rasgos barrocos del discurso y de
las construcciones simbólicas reproducen las lógicas internas del populismo y, muy particularmente,
del peronismo. La articulación de elementos disímiles en aras de un objetivo
común hegemónico se manifiesta en el libro de Incardona a partir de una cartografía imaginaria
que modula la ocupación del territorio según los objetivos políticos; en el caso del
relato de Guebel, lo que converge en la construcción utópica del arte son temporalidades
heterogéneas que, al fundirse, abren un espacio de eternidad. Ambos textos, por otra parte,
incluyen una reflexión metatextual que es también política: el uno por poner en escena los
mecanismos de construcción del mito, el otro por explicitar los desafíos discursivos que
requiere su representación.