Presentación del Dossier temático: Estudios sobre Historia Antigua y de la Antigüedad Tardía

En una breve reseña historiográfica publicada a comienzos los años 90 del siglo pasado, el historiador español Gonzalo Bravo llevaba adelante un acotado pero reflexivo balance sobre la evolución de la Historia Antigua en las distintas universidades españolas1. Destacaba como un momento de inflexión el año académico 1965/66, puesto que sería a partir de entonces cuándo se instituyeron en algunas universidades las primeras cátedras de Historia Antigua Universal y/o de España, de manera tal que según Gonzalo Bravo, con ello se inauguraba una etapa en la que la Historia Antigua lograría su definitiva independencia científica y académica de otras materias afines tales como Historia Universal, Historia Media, Prehistoria y Arqueología. Por razones de índole políticas y otras tantas relacionadas con la propia especialidad, la influencia del positivismo alemán había sido determinante entre los historiadores españoles, aunque advertía que hacia los años 50 del siglo pasado comenzaron a tener lugar acercamientos, aunque más no sea de carácter individual, a otras corrientes más “progresistas” como la escuela de Annales, el empirismo y cuantitativismo anglosajón e incluso el marxismo, con todos los peligros que ello conllevaba en el marco de la dictadura franquista.