La actividad del grupo Cucaño puede entenderse como una militancia cuyo objetivo político era cuestionar situaciones de la vida social
del país bajo la represión del proceso militar inaugurado en 1976. Algunos
de sus integrantes estaban organizados desde la agrupación de izquierda
trotskista denominada “Partido Socialista de los Trabajadores” la que, tras
salir de la clandestinidad primero como “Confederación Socialista” y luego
como “Movimiento al Socialismo”, encuentra a la mayoría de los integrantes del colectivo participando orgánicamente. Es así como desarrollan una
práctica artística de resistencia, incorporando desde sus inicios, lógica y casi
involuntariamente, características propias de la singular atmósfera en que
fue gestado. Estructuralmente, reproduce en su seno una serie de rangos,
tareas y procedimientos tomados directamente de la política partidaria,
entre los que se destacan la división en jerarquías, los textos de circulación
interna, las reuniones de dirección o asambleas, la tarea militante de sumar
integrantes al movimiento, los documentos, las publicaciones y hasta el
uso de pseudónimos. La identificación con la ideología de izquierda imprime al grupo un fuerte dogmatismo y lo dota de una jerga característica
que se ve multiplicada por el contacto con el imaginario revolucionario
surrealista. A su vez, mientras profesan la experimentación y la libertad en
el terreno artístico, Cucaño articula en torno al comportamiento de sus
integrantes una actitud entre moralista, persecutoria y represiva deudora
del régimen imperante. Todos estos elementos, sumados al vocabulario
de los miembros del grupo que hablan de Cucaño apelando a la terminología propia de la militancia, hacen prácticamente imposible separar la
cuestión política de los otros aspectos que le concernían.