Con el surgimiento de Spotify, la reconocida plataforma que transmite contenidos musicales de las grandes discográficas a cualquier lugar del mundo y en cualquier momento, incluso a través de los teléfonos celulares, a partir de los años 2010 la búsqueda de contenidos comenzó a ser realizada a través de este medio, bajo los conceptos de simplicidad, comodidad, legalidad y gratuidad. Consiguientemente, los usuarios/consumidores perdieron protagonismo en la búsqueda y elección de música frente a las sugerencias coactivas que el servicio realiza desde la pantalla. Con ello, la industria discográfica multiplicó el caudal de sus flujos de distribución, consiguiendo imponer modas y productos con mayor facilidad y con menores costos respecto a los medios de comunicación tradicionales. El poder de Spotify para sortear fronteras y penetrar esferas culturales es mayor en los usuarios que no pueden acceder al servicio de pago, y que por lo tanto están expuestos a la publicidad no selectiva y a las escuchas forzosas de productos musicales que no es posible elegir ni rechazar. Así, de la mano de democratización y liberalización de la oferta y la demanda de contenidos culturales, en Argentina, las capitales géneros como el cuarteto o el chamamé presentan disminuciones en el consumo de dichos ritmos tradicionales. En este trabajo expondré las características de este fenómeno y analizaré el alcance de este medio de comunicación que puso en jaque el mito de la eliminación de las fronteras que supuso la existencia de internet por al menos un decenio.