Las redes de transporte urbano constituyen un espacio social en el que los agentes
se relacionan con múltiples artefactos –señales, reductores de velocidad, puentes, otros
vehículos, etc.– Como lo advierte Latour, el estudio de dicho entorno social necesita ser
“materializado”, en este caso, considerando la infraestructura, que permite –o no– el uso
fluido del sistema, como parte fundamental del análisis del fenómeno del transporte. Con
un enfoque basado en la semiótica agentiva, exploro hasta qué punto la infraestructura del
transporte funciona como reguladora de las acciones humanas, con una agencia equivalente
a la de los actores. En mi propuesta, la noción de agencia no se asume, por defecto,
como característica intrínseca de los objetos –posición ampliamente asumida–, sino que
se basa en el concepto de dislocación (Latour, 1996), el cual introduce una delegación de las
tareas –acciones– humanas a los artefactos. A diferencia de Latour, en el enfoque agentivo,
el origen de las acciones –y, por tanto, el responsable de la acción– es central para el análisis de la semiosis emergente en nuestra interacción con las cosas. A partir de esta tesis,
presento una explicación de dicha semiosis usando experiencias de transporte analizadas
en el observatorio de movilidad sostenible de la Universidad Nacional de Colombia, en
Bogotá, que caracterizan las prácticas de interacción locales.