En América latina las ciudades que se consideran
como Cunas de la Patria son un elemento fundamental en los procesos de construcción nacional
porque se convierten en soportes de un mito patriótico que, a su vez, las transforma en santuarios cívicos del nacionalismo. Esto sucede con la
ciudad de Dolores Hidalgo, que es considerada
oficialmente como la Cuna de la Independencia
Nacional de México y, como tal, es uno de los
principales referentes identitarios territoriales
del nacionalismo mexicano.
Así, a medida que el Estado mexicano revalora
y enaltece al cura Miguel Hidalgo como “Padre
de la Patria”, de manera análoga la ciudad de
Dolores Hidalgo se presenta como el lugar de
origen de la nación mexicana. Pero esta condición no sólo ha provocado que esta ciudad haya
perdido su pasado urbano virreinal, sino que también la ha enfrentado con otras poblaciones que
desean erigirse en cuna de la nación mexicana,
como ha sucedido con las ciudades de México,
Santiago de Querétaro, Iguala y Acatempan