Las asociaciones cooperativas están estrechamente ligadas a la historia económica argentina
conformando una experiencia más que centenaria, han constituido un factor de enraizamiento
de la economía en el territorio y de desarrollo agrario y un referente social, económico y aún
ideológico en las comunidades rurales donde se encuentran asentadas. Estas entidades son de
gran importancia para la agricultura nacional, tanto por sus aportes a la economía, al comercio
agropecuario, al empleo y al desarrollo regional, como por su valor institucional y político para la
unión de esfuerzos individuales y para la participación de los productores en defensa de sus
intereses.
Hacia 1970, y con acento en la década de 1990, el modelo productivo pampeano basado en
exportación de productos agropecuarios impone condiciones de acumulación que llevan a
aumentar la escala productiva con necesidades crecientes de capitalización. La ausencia de
políticas públicas efectivas orientadas a pequeños y medianos productores, en su mayoría
asociados a cooperativas, los excluye de la estructura social agropecuaria haciendo eco en sus
cooperativas y generando en ellas cambios cualitativos y cuantitativos.
En este sentido, el presente trabajo propone introducir el concepto de cooperativa de nueva
generación como posibilidad de capitalización con la incorporación de terceros no asociados, sin
desnaturalizar la esencia cooperativa. El estudio se basa en el análisis de un caso particular de
una cooperativa agropecuaria ubicada en la localidad de Centeno, en el centro sur santafesino,
a partir del nacimiento reciente de un proyecto de valor agregado como parte de una cadena
productiva regional.