Sin demasiados esfuerzos cognitivos podemos reconocer que desde que se decretó en Argentina, el 20 de Marzo de 2020, el aislamiento social, obligatorio y preventivo — más conocido como cuarentena — no dejan de suscitarse las analogías y comparaciones entre lo que cada uno/a de nosotros/as estamos viviendo al no poder salir de nuestros hogares y lo que viven cotidianamente más de 95.000 hombres, mujeres y trans privados de su libertad en prisiones del territorio nacional. El foco suele ponerse en preguntas sobre las condiciones y las sensaciones, sobre el régimen de habitabilidad y de sensibilidad, y sobre dichos parámetros afirmaciones tales como «ahora sé lo que se siente estar preso» o «uno se da cuenta lo que debe sentir alguien que está preso»