El Imperio Romano y diferentes formas de inculturación y resistencia

El dominio del Mediterráneo dio la oportunidad a Roma de imponer sus culturas sobre las regionales. Produce además de migraciones dentro de las provincias romanas, facilitando la mezcla de culturas, diferente formas de adaptación al modelo romano, permaneciendo como cultura popular la propia de cada lugar de origen, así como a pesar del sincretismo religioso, la religiosidad popular produce fenómenos locales de importancia, que desdice la pretensión de un solo catolicismo romano propagandeado desde Constantino en adelante como el único cristianismo válido. Las vías, que facilitan el proceso de sincretismo, no pueden evitar sin embargo el ida y vuelta, ni las diferencias provinciales a todo nivel, sobre todo económico e ideológico. En lo jurídico lo romano es la norma impuesta y aceptada como universal. Dos formas de aproximación a este particular proceso histórico lo constituyen el análisis de dos vidas paradigmáticas: la de un senador de provincias, Prisciliano de la Hispania y la de un modesto hijo de un oficial romano, convertido en obispo de la Iglesia, gracias a la mediación de Ambrosio, nos referimos por supuesto al gran San Agustín. Este artículo tratará de analizar sólo estas dos formas de inculturación. Muchas más se produjeron y no podremos abarcar aquí, entre las cuales el total rechazo, la rebelión, la huída al desierto, o la construcción de una sociedad alternativa, como lo fueron los conventos de Egipto en un primer momento, etc.